Para entender el presente, a veces, no viene mal echar un
vistazo al pasado.
En 1929 se produce la llamada “Gran Depresión” que provocó
la ruina y miseria en millones de personas en todo el mundo.
Uno de los actores principales de aquel desastre fue el
banco de inversión Goldman Sach.
Para evitar que esta situación volviese a producirse, en
1944, en el marco de las negociaciones previas al término de la Segunda Guerra Mundial, nace lo que a la
fecha se conocería como el sistema financiero de Bretton Woods (llamado así por el nombre
del complejo hotelero de la ciudad en New Hampshire, donde fue concebido)
integrado por dos instituciones, fundamentales para entender las políticas de
desarrollo que tuvieron lugar a partir de la segunda mitad del siglo XX: el Banco Internacional de
Reconstrucción y Fomento (BIRF) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Concebido el primero, en un principio, con el fin de ayudar
a las naciones europeas en la reconstrucción de las ciudades durante la
posguerra, poco a poco fue ampliando sus funciones, creándose más organismos
que funcionarían paralelamente a éste, integrando lo que hoy conocemos como el Grupo del Banco Mundial (GBM).
Es uno de los organismos especializados de las Naciones Unidas, que se define
como una fuente de asistencia financiera y técnica para los llamados países en
desarrollo. Su propósito declarado (aunque no cumplido) es reducir la
pobreza mediante préstamos de bajo interés, créditos sin intereses a nivel
bancario y apoyos económicos a las naciones en desarrollo. Está integrado por
186 países miembros.
Fondo Monetario Internacional (FMI),
busca fomentar
la cooperación monetaria internacional, afianzar la estabilidad financiera,
facilitar el comercio internacional, promover un empleo elevado y un
crecimiento económico sostenible y reducir la pobreza en el mundo entero.
Fundado en 1945, es administrado por los 187 países miembros ―casi todos los
países del mundo— a los cuales se
supone que les rinde cuentas.
Hay que añadir otras dos instituciones importantes en la
gestión económica mundial:
- La OCDE (Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos) cuya misión es el promover políticas que mejoren el
bienestar económico y social de las personas alrededor del mundo.
- El Sistema de Reserva Federal (Federal Reserve
System, informalmente FED) es el sistema bancario central de los Estados
Unidos. El Sistema de Reserva Federal, es una entidad público/privada
encargada de guardar todos los fondos de los bancos del sistema bancario
norteamericano
Estos organismos equipados con miles de “insignes economistas”
con “grandes sueldos”, y cuya misión, especialmente los dos primeros, era
ayudar a los países para reducir la pobreza, han demostrado con sus
actuaciones, en las ultimas décadas del siglo pasado y en lo que llevamos de
éste, que lo que realmente hacen es servir de intermediarios a los grupos
financieros especuladores para arruinar a los pueblos en beneficio de una
oligarquía financiera, usando a los propios gobiernos para que ejecuten las
estafas diseñadas por este grupo de capitalistas a los que llamamos
“plutócratas” y que están consiguiendo concentrar en pocas personas (1% ), la
mayor riqueza que ha existido nunca sobre la Tierra, obviamente la
contrapartida es aumentar la miseria en la mayoría de la población.
Son
estos individuos con la complicidad o el aliento de los gobernantes mas importantes
del mundo, especialmente Estados Unidos (R. Reagan) y Gran Bretaña (M.
Thacher), los que aplicando un sistema de creencias económicas, que no ciencia, y cuyo principal gurú
fue el Premio Nobel Milton Friedman, conocidas como Neoliberalismo han llevado
y siguen llevando al desastre económico a la población mundial.
Así lo expresa Vincent Navarro:
“La revolución
neoliberal representó la victoria del capital sobre el mundo del trabajo y sus
políticas públicas así lo demuestran.
Durante los últimos
treinta años, las rentas del capital han aumentado, mientras que las rentas del
trabajo (como porcentaje de la renta nacional) han disminuido en los países del
G-7, es decir, en los países capitalistas de mayor riqueza. Tal situación se ha
producido también en todos aquellos países que siguieron tales políticas
(desregulación de los mercados –comerciales, laborales y financieros-;
disminución del intervencionismo estatal en la economía; reducción del estado
del bienestar; plena autonomía de los Bancos Centrales; entre otras),
promovidas activamente por los gobiernos del G-7, por el Fondo Monetario
Internacional (FMI), y por la
Unión
Europea (UE).
Dentro del capital, la
fuerza motriz de estas políticas públicas fue el capital financiero, que
se benefició enormemente del descenso de las rentas del trabajo, forzando a la clase
trabajadora a endeudarse. El grado de endeudamiento de la población trabajadora
aumentó geométricamente y con ello los beneficios del sector financiero.
La
financiarización de la economía, es decir la importancia del sector financiero
dentro de la economía, aumentó muchísimo.
Por
otra parte, la enorme concentración de las rentas (y de la propiedad)
determinada por las políticas neoliberales facilitó la especulación financiera.
Los ricos no invirtieron tanto en las actividades
productivas (cuyo crecimiento no era muy notable, resultado de la escasa
demanda –consecuencia del descenso de la capacidad adquisitiva de la población)
como en actividades especulativas,
de las cuales la apuesta inmobiliaria fue la más llamativa. Así se creó la
burbuja inmobiliaria que fue el motor de la actividad económica en EEUU, Gran
Bretaña, España e Irlanda. El estallido de tal burbuja creó un enorme vacío en
el espacio económico, responsable de la Gran Recesión que
casi llega a convertirse en la Gran Depresión. El desempleo se disparó, y con
ello el problema de la escasa demanda que se deterioró todavía más,
convirtiéndose en el
mayor
problema social y económico de los países capitalistas desarrollados.
El
enorme crecimiento de las desigualdades de renta resultado de las políticas
neoliberales ha determinado el descenso de la demanda, que se ha agravado con
el colapso de la burbuja inmobiliaria, a consecuencia de la actividad
especulativa del capital financiero. Frente a esta situación, las políticas
gubernamentales de reducción de la demanda mediante el recorte del gasto y
empleo público es un enorme error, pues empeora todavía más la situación, como
estamos viendo en los países periféricos de la eurozona (PIGS), Grecia,
Irlanda, Portugal y España”.
Para
hacer efectiva la estafa los “mercados” utilizan dos estrategia básicas, el
llamado “sistema de las puertas giratorias”, mediante el cual los altos
directivos de las organizaciones económicas financieras y de los cargos de
instituciones gubernamentales son los
mismos, alternando de unos cargos a otros.
Hoy
prácticamente todas las instituciones económicas relevantes a nivel mundial,
están ocupadas por exdirectivos procedentes de Goldman Sach (GS). (Mario
Draghi, hoy presidente del Banco Central Europeo, antes era Vicepresidente de Goldman
Sach Internacional, cuando la financiera ayudó a ocultar la verdadera magnitud
de la deuda griega; Lukás Papadimos, hoy primer ministro griego, antes era
presidente del Banco Central de Grecia, cuando Goldman Sach ayudó al gobierno
griego a falsear las cuentas, Mario Monti hoy primer ministro de Italia, antes
asesor de Goldman Sach; Antonio Borges ha sido director del FMI en Europa y
Vicepresidente de GSI; Otmar Issing hoy asesor de Goldman Sach, antes miembro
de la junta directiva del Bundesbank y Consejero Ejecutivo del BCE, y así podríamos
seguir con una larga lista).
La otra estrategia de la que se sirven es la llamada por la
periodista Naomi Klein, “La Doctrina del Shock”.
Como venimos diciendo se trata de de una gran estafa
realizada a nivel mundial por un grupo de personas con enorme poder económico y
político, utilizando para ello el soporte ideológico “neoliberal” y aplicando
la “doctrina del shock” tal como hicieron en América Latina y Rusia, con la
diferencia de que allí utilizaron el “Terror de Estado” y aquí utilizan, de
momento, la “Prima de Riesgo de la
Deuda” y a los “Mercados” para inocular el “miedo” a la población y poder realizar
el expolio de los países en los que actualmente tienen puesta la mirada,
sustituyendo al mítico “coco” o “tío del saco” de nuestra infancia, por las mas
importantes, aunque permanentemente autodesacreditadas e impresentables
agencias de “descalificación” llamadas agencias de Rating.
Los gobiernos están utilizando el pretexto de la deuda
pública como justificación para imponer planes de austeridad, pero no olvidemos
que la deuda de los estados se debe en su mayor parte al desembolso que han
realizado para sufragar las pérdidas de los especuladores financieros y ahora
los estados tienen que pedir dinero a estos especuladores llamados
eufemísticamente “mercados” para poder hacer frente a sus gastos corrientes. A
este importante desembolso de dinero, entregado a los especuladores
financieros, tenemos que añadir las políticas presupuestarias y fiscales
favorables a las clases sociales acomodadas y a las grandes empresas. Al
reducir la implicación del Estado y las contribuciones pagadas por los más
ricos, se dispara el déficit público, mientras que se cumple cada vez en menor
medida con las necesidades sociales de la mayoría.
En resumen, las entidades financieras se han dedicado a
jugar a la ruleta con el dinero de otros y “todos” han estado ganando mucho
dinero y se lo han repartido entre ellos, pero cuando han perdido, en lugar de
arruinarse los inversores y procesar a los intermediarios por la
responsabilidad criminal que pudieran haber cometido al arriesgar mas de lo que
sería sensato, vienen los gobiernos y con el dinero público, o sea, el de los
ciudadanos y se lo entrega a estas entidades financieras, sin exigirles nada a
cambio, ni siquiera corregir las prácticas de riesgo, endeudándose los
gobiernos y teniendo que pedirles prestamos con altos interese a estas mismas
entidades “salvadas” de la ruina.
Vamos como ir al casino a jugar con el dinero de otros
sabiendo que si ganas es para ti y para los que te prestan y si pierdes lo
pagan los que están en sus trabajos produciendo y ahorrando y todo ello
utilizando como agente que te garantiza tus “no pérdidas” a los gobiernos. En
definitiva se trata de privatizar las ganancias y socializar las pérdidas con
cargo al ahorro presente y futuro de millones de trabajadores, familias y
Estados del mundo entero.
Esta Gran Estafa Mundial, pone de manifiesto que nos
encontramos ante una Crisis Sistémica del modelo social y económico en el que
estamos.
Gunnar Myrdal, premio Nobel de
Economía de 1974, solía decir que detrás de cada problema económico había un
problema político, a lo que yo
añadiría y “cultural”.
En
definitiva estamos ante una “Crisis Ética de la Humanidad”, al menos de
la parte de la humanidad “visible”, en la que los valores y principios que
deberían guiarnos para la construcción de un mundo sostenible basado en el
respeto hacia la naturaleza, los derechos humanos universales, la justicia
económica y una cultura de paz, han sido sustituidos por el “Dios Dinero”, de
manera que se ha igualado el éxito social con la posesión del mismo, a más
dinero más éxito, independiente de cómo éste haya sido obtenido. Estamos
inmersos en una sociedad enferma en la que se vitorea y adula al ladrón, tanto
de guante blanco como el que con pistola en mano, consigue hacer fortuna. Es un
triunfador en el modelo de sociedad actual en la que se puede mentir
impunemente. Lo podemos comprobar en prensa, radio y TV e incluso
electoralmente, candidatos a cualquier tipo de disputa electoral son
refrendados e incluso mejoran resultados, a pesar de estar imputados/procesados
e incluso en ocasiones condenados por corrupción y estafas.
Esta cultura que
identifica el éxito con la posesión de dinero es el caldo de cultivo en el que
se producen los desmanes que han provocado Estafa que padecemos.
Es importante tener presente que los hechos que está
ocurriendo no se deben a leyes de la
naturaleza o a leyes económicas o a otras fuerzas impersonales, sino al
resultado de decisiones específicas, tomadas por personas concretas y dentro de
estructuras institucionales que los favorecen.
Es muy importante tener este concepto claro, ya que los
medios de comunicación, controlados en su mayoría por los plutócratas, en su
desinformación permanente al respecto están produciendo en la población una
resignación, mediante la “indiferencia paralítica” llegando a inculcar incluso
“sentimientos de culpa” con lo que se consigue crear las condiciones para poder
continuar con las estafas a los Estados y población trabajadora mediante el
desmantelamiento del llamado “Estado del Bienestar” que tanto esfuerzo costó
levantar, y todo ello con la pasividad e indiferencia por parte de la mayoría
de los ciudadanos.
Como decíamos estamos ante una Crisis Global o Sistémica en
la que además de los aspectos Económicos y Financieros de la misma, aparecen
otras manifestaciones como son:
- “La Crisis
Ecológica”, resultando llamativo que en una época en la que el progreso
científico y técnico ha alcanzado un desarrollo como nunca habíamos conocido,
al mismo tiempo hayamos alcanzado una situación medioambiental insostenible. No
solo estamos produciendo el cambio climático, sino que la Tierra está gravemente
enferma, como consecuencia de la enorme contaminación que hay en el aire, las
aguas y los suelos.
- “La Crisis Social”
, siendo sus manifestaciones mas evidentes la incapacidad para terminar con las
guerras y con la pobreza extrema, de manera que aunque para poder conseguir este
último objetivo, según las ONGs serian necesarios 50 mil millones, cantidad que
resulta ridícula si la comparamos con los billones que se han utilizado en
rescatar a los banqueros estafadores.
Aún reconociendo la importancia de todas las facetas de la Crisis
(económica, financiera, ecológica y social) quizás la más importante de todas
sea la “Crisis de Conciencia” del ser humano, necesitamos reflexionar sobre
nuestro valores y darnos cuenta de que manera nuestra conducta facilita o, al
menos no entorpece, lo que está ocurriendo.
Estamos en un momento en donde se necesitan cambios con
respecto a cómo pensamos y vivimos, en nuestros valores, instituciones y formas
de vida, en definitiva, una nueva visión ética, para intentar cambiar el actual
sistema.
La Carta
de la Tierra es un documento en el que se plasman los principios para formar
una sociedad global para cuidar la Tierra y cuidarnos unos a otros: respeto y
cuidado de la comunidad de vida, integridad ecológica, justicia social y
económica, democracia, no violencia y paz.
En la sociedad en la que estamos no es difícil que haya un
divorcio entre los valores y principios que defendemos y las conductas que
realizamos. Por ello es necesario conocer qué está ocurriendo, ya que el
conocimiento es necesario, aunque no suficiente, para que surja la resistencia,
el compromiso y el cambio, teniendo presente que éste ha de empezar por uno
mismo.
Antonio Pintor Álvarez - Córdoba 16 Noviembre de 2012