martes, 6 de agosto de 2013

Riesgos estivales en la atención sanitaria




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Todos hemos sido testigos a través de los medios de comunicación del lamentable accidente ferroviario ocurrido en Galicia que ha provocado cerca de dos centenares de victimas entre heridos y fallecidos.
Son varias las cosas que me han llamado la atención en relación con este hecho, siendo una de ellas la excesiva repetición de las escenas del accidente, que considero en nada ayudan a las victimas ni a los familiares de éstas, sino mas bien todo lo contrario.
Otro hecho significativo ha sido la rápida señalización por parte de empresa y ministros (Interior y Fomento) al conductor como responsable de la tragedia.
Ante la angustiante pregunta de ¿Qué ha pasado? ¿Cuál ha sido la causa del accidente? Las autoridades, tanto empresariales como políticas, rápidamente apuntaron al conductor como posible causante del mismo. Y es posible que tengan razón, sin embargo, no es esto lo que me preocupa, sino que estas personas antes de tener en cuenta otros factores como podrían ser, problemas en las vías, dada la “peligrosidad” según nos han contado de esa curva, posibles fallos en los sistemas de seguridad y también, obviamente posibles fallos humanos o una mezcla de todos, rápidamente señalaron al fallo humano, con lo que “ellos” y su posible responsabilidad quedaba fuera de toda duda y su reputación a salvo.
Como trabajador público (médico) en un sistema de alto riesgo, como es el sistema sanitario, mas concretamente el Servicio Andaluz de Salud (SAS), me hubiera gustado que tanto empresa como políticos hubiesen apuntado, digo solo apuntado, otras posibles causas antes de señalar al conductor. Según aparece en prensa, posteriormente se han instalado unas balizas que habrían evitado el accidente a pesar de la distracción del maquinista.
- La Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que actualmente es más arriesgado y peligroso acudir a un hospital que volar en avión, sobre todo teniendo en cuenta que cada año mueren millones de personas por errores médicos o infecciones nosocomiales.                                                                                                                                                  En concreto, y según ha asegurado el representante de los pacientes de este organismo de Naciones Unidas, "si un ciudadano es ingresado en un hospital de cualquier país del mundo, tiene un 10% de probabilidades de sufrir algún error en su cuidado, que en uno de cada 300 casos puede llevarle a la muerte".                                                         
En contraste el riesgo de morir en un accidente aéreo es de una una probabilidad entre 10 millones.-
He entresacado esta información para resaltar que la atención sanitaria es una actividad de riesgo, que cuando nos ponemos en manos de un médico estamos asumiendo un riesgo, o dicho de otra manera, que “un médico siempre es peligroso”, porque lo es intrínsecamente la actividad que realiza. El que lo sea más o menos dependerá de la formación, capacitación, prudencia, etc. Cualidades en las que él tiene una importante responsabilidad, así como la empresa que debe facilitar la formación adecuada a las actividades que se le asignan.
A lo anterior hemos de añadir el entorno organizacional y de medios en los que realiza el trabajo que es competencia plena de la empresa, en mi caso el SAS.
Pues bien es este aspecto el que quiero denunciar ya que los profesionales y ciudadanos venimos siendo tratados con una ausencia total de respeto, mas bien diría que se nos trata con desprecio, a la hora de “planificar”, si es que se le puede llamar así, nuestro trabajo a lo largo del año y especialmente llegadas las fechas veraniegas.
Desaparecen del centro de trabajo profesionales, al irse de vacaciones, y su puesto no se ocupa por nadie, quedando sin cubrir en ocasiones la mitad de la población e incluso poblaciones completas durante la mayor parte del verano. Otros desaparecen por traslado o no renovación de contrato (En Adamuz recientemente nos hemos quedado sin pediatra y sin matrona, seguramente para ahorrar y así poder costear las romerías- 180.000 euros se ha gastado la Junta de Andalucía en la del Rocío y de la Cabeza-)
Como consecuencia de lo anterior quienes aún siguen trabajando se ven obligados a atender además de la población que tienen asignada a la de los ausentes por vacaciones. Y ello en un contexto en el que se nos retrae de la nómina diez horas mensuales para “completar la jornada laboral” que según sus cálculos no cumplimos, y que en realidad se han utilizado para deshacerse de la mayoría de los profesionales contratados; Así como la pérdida de días de descanso  por antigüedad y otros derechos laborales.                                                                
 ¿Extraña manera de resolver el problema de desempleo en la “fábrica de parados” que es Andalucía?                                                                                                                     
 A nadie se le escapa que los profesionales en estas condiciones estamos “cansados y cabreados”. Las investigaciones neurocientíficas sobre la toma de decisiones ponen de manifiesto que el cansancio y el estrés son situaciones que alteran los procesos cognitivos favoreciendo la comisión de errores.                                                                                                                      
 Pues si un médico siempre es peligroso, imagínense el riesgo al que se está sometiendo a la población andaluza con médicos, que además estamos cansados y cabreados.                
 Lo anterior vale igual para los profesionales de enfermería.
Precisamente es en este punto donde quiero enlazar con el señalamiento de los políticos que nos gobiernan y la empresa del tren hacia el maquinista como responsable de la tragedia. Pues me temo que en caso de ocurrir algún error en nuestra actividad asistencial, y vuelvo a recordar que según la Organización Mundial de la Salud se trata de una actividad de alto riesgo, los responsables del SAS no cuestionarían las “peligrosas” condiciones  en las que nos están obligando a realizar nuestro trabajo, a pesar de las reiteradas protestas, sino que nos señalarían rápidamente con lo que “su culpa” y “responsabilidad” estaría fuera de lugar.
Seguramente si saliesen a la luz pública casos de “errores médicos” la respuesta de nuestros gobernantes sería similar a la ocurrida con los ERES, que nadie sabía nada hasta que explotó el escándalo, con la diferencia que en este caso se trata de sinvergüenzas que se llevan un dinero que no les corresponde y en el que nos ocupa sería de posibles victimas humanas como consecuencia de errores cometidos por profesionales trabajando en situaciones limites impuestas por “carguillos” haciendo méritos y toleradas por políticos incompetentes e irresponsables.
Córdoba 6 de Agosto 2013                                                                                                              Médico del Centro de Salud de Adamuz (Córdoba)

4 comentarios:

  1. da miedo ponerse malo en agosto...
    Gracias por tu lucidez.
    Herpes simplex

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  2. Yo les digo a mis pacientes que tienen todo el año para ponerse malos. Que, por favor, no lo hagan en Agosto.

    Dado que no nos sustituyen, cualquier estrategia organizativa que llevemos a cabo durante el verano para intentar mitigar el déficit de personal es infructuosa. Si nos repartimos de forma más proporcionada las vacaciones entre los meses de junio, julio, agosto y septiembre entonces resulta que trabajamos cuatro meses en condiciones deficitarias. Si concentramos la mayor parte de las ausencias en agosto, entonces... lo dicho, prohibido enfermar en el mes de la Virgen.

    Y, sin embargo Antonio, la gente no se da cuenta. No, que sale nuestra ínclita Montero ufanándose de las encuestas favorables pese a la crisis. Pa no echar gota.

    Un abrazo.

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  3. Totalmente de acuerdo contigo Antonio. Bochornoso el insistente señalamiento del conductor como único culpable ya desde los primeros minutos. Daba vergüenza y risa y provocaba incredulidad pero sí, lo repetían una y otra vez sin rubor. Parece claro que ahí debería haber habido otro sistema para suplir al fallo humano. No lo había y eso es culpa de alguien, ahora lo han puesto o lo van a poner.
    Descorazonador también vuestro sistema sanitario. Como sabrás, en esta comunidad está aún peor, lo que no sirve de consuelo.

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  4. Totalmente de acuerdo amigo Antonio. Poner la cabeza del maquinista como chivo expiatorio es la estrategia fácil para distraer la atención de otras responsabilidades: es una temeridad "proyectar" un trazado en el que haya que pasar de 200 a 80km/h con un margen de error de un minuto (que es lo que se tarda en recorrer los 4km desde la primera señal de reducción velocidad y la fatídica curva). Solo un minuto! Tanto los responsables del trazado como los de la seguridad en orden de marcha saben, o deberían saber, que hacer depender del factor humano la seguridad de una cuestión de tan devastadoras consecuencias significa consentir la posibilidad de la catástrofe pues todos sabemos que el cántaro, de tanto ir a la fuente, al final, acaba rompiéndose.
    Pero, además, según la caja negra, fue "la superioridad" la que al parecer estuvo hablando con el maquinista por el móvil en esos minutos críticos previos al momento de la frenada. Si tan vital era la concentración del maquinista en esos momentos "del aterrizaje" ¿por qué le distraen desde la mismísima "torre de control"?
    Etc,etc.
    Trabajar bajo condiciones de estrés, de monotonía reiterativa o competencia sin límites a las que la actual atmósfera neoliberal y sus recortes nos han traído, son las verdaderas causas de fondo que, junto con el inexcusable pero no por ello imprevisible fallo humano, nos traen estos desgraciados episodios a primera página cada vez con más frecuencia.
    Sin embargo, poco se dice de la negligencia médica cometida durante una extenuante guardia que, a lo mejor sin llegar a cargarse al enfermo, lo que hace es complicarme el historial clínico con un diagnóstico equivocado; o, en mi gremio, el error técnico que, sin llegar a la ruina del edificio, hace que este sea menos bello, viable o eficiente de lo que se podría con un proyecto madurado y trabajado suficientemente.
    No digamos ya cuando el enfermo muere o el edificio se derrumba: ¿Hay alguien que siga creyendo que toda la culpa la tienen los profesionales, los pilotos o los maquinistas?
    Un abrazo, Fernando Gallego.

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