viernes, 16 de noviembre de 2012

A propósito de la “Crisis”



Para entender el presente, a veces, no viene mal echar un vistazo al pasado.
En 1929 se produce la llamada “Gran Depresión” que provocó la ruina y miseria en millones de personas en todo el mundo.
Uno de los actores principales de aquel desastre fue el banco de inversión Goldman Sach.
Para evitar que esta situación volviese a producirse, en 1944, en el marco de las negociaciones previas al término de la Segunda Guerra Mundial, nace lo que a la fecha se conocería como el sistema financiero de Bretton Woods (llamado así por el nombre del complejo hotelero de la ciudad en New Hampshire, donde fue concebido) integrado por dos instituciones, fundamentales para entender las políticas de desarrollo que tuvieron lugar a partir de la segunda mitad del siglo XX: el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Concebido el primero, en un principio, con el fin de ayudar a las naciones europeas en la reconstrucción de las ciudades durante la posguerra, poco a poco fue ampliando sus funciones, creándose más organismos que funcionarían paralelamente a éste, integrando lo que hoy conocemos como el Grupo del Banco Mundial (GBM).
Es uno de los organismos especializados de las Naciones Unidas, que se define como una fuente de asistencia financiera y técnica para los llamados países en desarrollo. Su propósito declarado (aunque no cumplido) es reducir la pobreza mediante préstamos de bajo interés, créditos sin intereses a nivel bancario y apoyos económicos a las naciones en desarrollo. Está integrado por 186 países miembros.
Fondo Monetario Internacional (FMI), busca fomentar la cooperación monetaria internacional, afianzar la estabilidad financiera, facilitar el comercio internacional, promover un empleo elevado y un crecimiento económico sostenible y reducir la pobreza en el mundo entero. Fundado en 1945, es administrado por los 187 países miembros ―casi todos los países del mundo— a los cuales se supone que les rinde cuentas.
Hay que añadir otras dos instituciones importantes en la gestión económica mundial:
- La OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) cuya misión es el promover políticas que mejoren el bienestar económico y social de las personas alrededor del mundo.
- El Sistema de Reserva Federal (Federal Reserve System, informalmente FED) es el sistema bancario central de los Estados Unidos. El Sistema de Reserva Federal, es una entidad público/privada encargada de guardar todos los fondos de los bancos del sistema bancario norteamericano
Estos organismos equipados con miles de “insignes economistas” con “grandes sueldos”, y cuya misión, especialmente los dos primeros, era ayudar a los países para reducir la pobreza, han demostrado con sus actuaciones, en las ultimas décadas del siglo pasado y en lo que llevamos de éste, que lo que realmente hacen es servir de intermediarios a los grupos financieros especuladores para arruinar a los pueblos en beneficio de una oligarquía financiera, usando a los propios gobiernos para que ejecuten las estafas diseñadas por este grupo de capitalistas a los que llamamos “plutócratas” y que están consiguiendo concentrar en pocas personas (1% ), la mayor riqueza que ha existido nunca sobre la Tierra, obviamente la contrapartida es aumentar la miseria en la mayoría de la población.
Son estos individuos con la complicidad o el aliento de los gobernantes mas importantes del mundo, especialmente Estados Unidos (R. Reagan) y Gran Bretaña (M. Thacher), los que aplicando un sistema de creencias económicas, que no ciencia, y cuyo principal gurú fue el Premio Nobel Milton Friedman, conocidas como Neoliberalismo han llevado y siguen llevando al desastre económico a la población mundial.
Así lo expresa Vincent Navarro:
“La revolución neoliberal representó la victoria del capital sobre el mundo del trabajo y sus políticas públicas así lo demuestran.
Durante los últimos treinta años, las rentas del capital han aumentado, mientras que las rentas del trabajo (como porcentaje de la renta nacional) han disminuido en los países del G-7, es decir, en los países capitalistas de mayor riqueza. Tal situación se ha producido también en todos aquellos países que siguieron tales políticas (desregulación de los mercados –comerciales, laborales y financieros-; disminución del intervencionismo estatal en la economía; reducción del estado del bienestar; plena autonomía de los Bancos Centrales; entre otras), promovidas activamente por los gobiernos del G-7, por el Fondo Monetario Internacional (FMI), y por la Unión
Europea (UE).
Dentro del capital, la fuerza motriz de estas políticas públicas fue el capital financiero, que se benefició enormemente del descenso de las rentas del trabajo, forzando a la clase trabajadora a endeudarse. El grado de endeudamiento de la población trabajadora aumentó geométricamente y con ello los beneficios del sector financiero.
La financiarización de la economía, es decir la importancia del sector financiero dentro de la economía, aumentó muchísimo.
Por otra parte, la enorme concentración de las rentas (y de la propiedad) determinada por las políticas neoliberales facilitó la especulación financiera. Los ricos no invirtieron tanto en las actividades productivas (cuyo crecimiento no era muy notable, resultado de la escasa demanda –consecuencia del descenso de la capacidad adquisitiva de la población) como en actividades especulativas, de las cuales la apuesta inmobiliaria fue la más llamativa. Así se creó la burbuja inmobiliaria que fue el motor de la actividad económica en EEUU, Gran Bretaña, España e Irlanda. El estallido de tal burbuja creó un enorme vacío en el espacio económico, responsable de la Gran Recesión que casi llega a convertirse en la Gran Depresión. El desempleo se disparó, y con ello el problema de la escasa demanda que se deterioró todavía más, convirtiéndose en el
mayor problema social y económico de los países capitalistas desarrollados.
El enorme crecimiento de las desigualdades de renta resultado de las políticas neoliberales ha determinado el descenso de la demanda, que se ha agravado con el colapso de la burbuja inmobiliaria, a consecuencia de la actividad especulativa del capital financiero. Frente a esta situación, las políticas gubernamentales de reducción de la demanda mediante el recorte del gasto y empleo público es un enorme error, pues empeora todavía más la situación, como estamos viendo en los países periféricos de la eurozona (PIGS), Grecia, Irlanda, Portugal y España”.
Para hacer efectiva la estafa los “mercados” utilizan dos estrategia básicas, el llamado “sistema de las puertas giratorias”, mediante el cual los altos directivos de las organizaciones económicas financieras y de los cargos de instituciones  gubernamentales son los mismos, alternando de unos cargos a otros.
Hoy prácticamente todas las instituciones económicas relevantes a nivel mundial, están ocupadas por exdirectivos procedentes de Goldman Sach (GS). (Mario Draghi, hoy presidente del Banco Central Europeo, antes era Vicepresidente de Goldman Sach Internacional, cuando la financiera ayudó a ocultar la verdadera magnitud de la deuda griega; Lukás Papadimos, hoy primer ministro griego, antes era presidente del Banco Central de Grecia, cuando Goldman Sach ayudó al gobierno griego a falsear las cuentas, Mario Monti hoy primer ministro de Italia, antes asesor de Goldman Sach; Antonio Borges ha sido director del FMI en Europa y Vicepresidente de GSI; Otmar Issing hoy asesor de Goldman Sach, antes miembro de la junta directiva del Bundesbank y Consejero Ejecutivo del BCE, y así podríamos seguir con una larga lista).
La otra estrategia de la que se sirven es la llamada por la periodista Naomi Klein, “La Doctrina del Shock”.
Como venimos diciendo se trata de de una gran estafa realizada a nivel mundial por un grupo de personas con enorme poder económico y político, utilizando para ello el soporte ideológico “neoliberal” y aplicando la “doctrina del shock” tal como hicieron en América Latina y Rusia, con la diferencia de que allí utilizaron el “Terror de Estado” y aquí utilizan, de momento, la “Prima de Riesgo de la Deuda” y a los “Mercados” para inocular el “miedo” a la población y poder realizar el expolio de los países en los que actualmente tienen puesta la mirada, sustituyendo al mítico “coco” o “tío del saco” de nuestra infancia, por las mas importantes, aunque permanentemente autodesacreditadas e impresentables agencias de “descalificación” llamadas agencias de Rating.
Los gobiernos están utilizando el pretexto de la deuda pública como justificación para imponer planes de austeridad, pero no olvidemos que la deuda de los estados se debe en su mayor parte al desembolso que han realizado para sufragar las pérdidas de los especuladores financieros y ahora los estados tienen que pedir dinero a estos especuladores llamados eufemísticamente “mercados” para poder hacer frente a sus gastos corrientes. A este importante desembolso de dinero, entregado a los especuladores financieros, tenemos que añadir las políticas presupuestarias y fiscales favorables a las clases sociales acomodadas y a las grandes empresas. Al reducir la implicación del Estado y las contribuciones pagadas por los más ricos, se dispara el déficit público, mientras que se cumple cada vez en menor medida con las necesidades sociales de la mayoría.
En resumen, las entidades financieras se han dedicado a jugar a la ruleta con el dinero de otros y “todos” han estado ganando mucho dinero y se lo han repartido entre ellos, pero cuando han perdido, en lugar de arruinarse los inversores y procesar a los intermediarios por la responsabilidad criminal que pudieran haber cometido al arriesgar mas de lo que sería sensato, vienen los gobiernos y con el dinero público, o sea, el de los ciudadanos y se lo entrega a estas entidades financieras, sin exigirles nada a cambio, ni siquiera corregir las prácticas de riesgo, endeudándose los gobiernos y teniendo que pedirles prestamos con altos interese a estas mismas entidades “salvadas” de la ruina.
Vamos como ir al casino a jugar con el dinero de otros sabiendo que si ganas es para ti y para los que te prestan y si pierdes lo pagan los que están en sus trabajos produciendo y ahorrando y todo ello utilizando como agente que te garantiza tus “no pérdidas” a los gobiernos. En definitiva se trata de privatizar las ganancias y socializar las pérdidas con cargo al ahorro presente y futuro de millones de trabajadores, familias y Estados del mundo entero.
Esta Gran Estafa Mundial, pone de manifiesto que nos encontramos ante una Crisis Sistémica del modelo social y económico en el que estamos.
Gunnar Myrdal, premio Nobel de Economía de 1974, solía decir que detrás de cada problema económico había un problema político, a lo que  yo añadiría  y “cultural”.
En definitiva estamos ante una “Crisis Ética de la Humanidad”, al menos de la parte de la humanidad “visible”, en la que los valores y principios que deberían guiarnos para la construcción de un mundo sostenible basado en el respeto hacia la naturaleza, los derechos humanos universales, la justicia económica y una cultura de paz, han sido sustituidos por el “Dios Dinero”, de manera que se ha igualado el éxito social con la posesión del mismo, a más dinero más éxito, independiente de cómo éste haya sido obtenido. Estamos inmersos en una sociedad enferma en la que se vitorea y adula al ladrón, tanto de guante blanco como el que con pistola en mano, consigue hacer fortuna. Es un triunfador en el modelo de sociedad actual en la que se puede mentir impunemente. Lo podemos comprobar en prensa, radio y TV e incluso electoralmente, candidatos a cualquier tipo de disputa electoral son refrendados e incluso mejoran resultados, a pesar de estar imputados/procesados e incluso en ocasiones condenados por corrupción y estafas.
Esta cultura que identifica el éxito con la posesión de dinero es el caldo de cultivo en el que se producen los desmanes que han provocado Estafa que padecemos.
Es importante tener presente que los hechos que está ocurriendo no se deben a leyes de la naturaleza o a leyes económicas o a otras fuerzas impersonales, sino al resultado de decisiones específicas, tomadas por personas concretas y dentro de estructuras institucionales que los favorecen.
Es muy importante tener este concepto claro, ya que los medios de comunicación, controlados en su mayoría por los plutócratas, en su desinformación permanente al respecto están produciendo en la población una resignación, mediante la “indiferencia paralítica” llegando a inculcar incluso “sentimientos de culpa” con lo que se consigue crear las condiciones para poder continuar con las estafas a los Estados y población trabajadora mediante el desmantelamiento del llamado “Estado del Bienestar” que tanto esfuerzo costó levantar, y todo ello con la pasividad e indiferencia por parte de la mayoría de los ciudadanos.
Como decíamos estamos ante una Crisis Global o Sistémica en la que además de los aspectos Económicos y Financieros de la misma, aparecen otras manifestaciones como son:
 - “La Crisis Ecológica”, resultando llamativo que en una época en la que el progreso científico y técnico ha alcanzado un desarrollo como nunca habíamos conocido, al mismo tiempo hayamos alcanzado una situación medioambiental insostenible. No solo estamos produciendo el cambio climático, sino que la Tierra está gravemente enferma, como consecuencia de la enorme contaminación que hay en el aire, las aguas y los suelos.
 - “La Crisis Social” , siendo sus manifestaciones mas evidentes la incapacidad para terminar con las guerras y con la pobreza extrema, de manera que aunque para poder conseguir este último objetivo, según las ONGs serian necesarios 50 mil millones, cantidad que resulta ridícula si la comparamos con los billones que se han utilizado en rescatar a los banqueros estafadores.
Aún reconociendo la importancia de todas las facetas de la Crisis (económica, financiera, ecológica y social) quizás la más importante de todas sea la “Crisis de Conciencia” del ser humano, necesitamos reflexionar sobre nuestro valores y darnos cuenta de que manera nuestra conducta facilita o, al menos no entorpece, lo que está ocurriendo.
Estamos en un momento en donde se necesitan cambios con respecto a cómo pensamos y vivimos, en nuestros valores, instituciones y formas de vida, en definitiva, una nueva visión ética, para intentar cambiar el actual sistema.
La Carta de la Tierra es un documento en el que se plasman los principios para formar una sociedad global para cuidar la Tierra y cuidarnos unos a otros: respeto y cuidado de la comunidad de vida, integridad ecológica, justicia social y económica, democracia, no violencia y paz.
En la sociedad en la que estamos no es difícil que haya un divorcio entre los valores y principios que defendemos y las conductas que realizamos. Por ello es necesario conocer qué está ocurriendo, ya que el conocimiento es necesario, aunque no suficiente, para que surja la resistencia, el compromiso y el cambio, teniendo presente que éste ha de empezar por uno mismo.
Antonio Pintor Álvarez   - Córdoba 16 Noviembre de 2012