Aquí está la raíz de los problemas. Un sistema económico
cuyo indicador princeps es el Producto Interior Bruto ( PIB) , el cual solo nos
indica un crecimiento monetario, sin
decir nada sobre el modo en que se consigue, ni las repercusiones que ello
tiene tanto en la ecología como a nivel social ( que no nos dice nada acerca de
la calidad de vida de los ciudadanos, si viven en democracia o dictadura, si
están en paz o en guerra, si se produce explotación laboral o infantil, discriminación
de género, etc.), ha producido una nueva
generación de individuos motivados estrictamente por el dinero y sin ningún
interés por los problemas sociales.
El dinero se
convirtió en el afrodisíaco de toda una generación, que hacía ostentación de
riqueza (coches caros, viviendas lujosas, etc.), cambiando el ahorro por un
consumismo desenfrenado. Algunos elementos de la clase obrera tuvieron acceso
al éxito no gracias a la instrucción sino a los negocios.
Esta “revolución social” no produjo el bienestar como se
había pronosticado sino que acrecentó
las desigualdades, de manera que la brecha entre pobres y ricos ha
alcanzado unos niveles como nunca en la historia de la humanidad.
Es importante objetivar la falacia y estafa a los ciudadanos
en la que se sustenta tanto la política neoliberal de los gobiernos de Reagan y
Thatcher como la de nuestros gobernantes actuales.
En 1979 Margaret Thatcher declaró: “El gasto público es la
raíz del problema económico del país”, mas o menos lo mismo que mantiene
nuestros actuales gobernantes, esta falsa creencia sirvió y está sirviendo en la actualidad para
justificar la privatización de los bienes del Estado y la desmantelación del
estado del bienestar.
Diez años después de políticas de “control” del gasto
público en Reino Unido, cuando M. Thatcher abandonó la política, el gasto
público, tomado como porcentaje del PIB había disminuido un modestísimo 1%
respecto a 1979. Entonces, ¿Dónde están las enormes cantidades de dinero
procedentes de las privatizaciones? En los balances
de los bancos de negocios, que gracias a Thatcher se hicieron tan poderosos
como para realizar facturaciones superiores al PIB de toda la nación. Lo mismo
ocurrió en Estados Unidos, de manera que aunque el aparato del Estado, siguiendo
la máxima neoliberal, se redujo al esqueleto, entre los mandatos de Reagan y
Bush, la deuda pública se multiplicó por cuatro, superando los tres billones de
dólares, en beneficio de la industria armamentística potenciada por los dos
presidentes, para los que la defensa de la seguridad nacional era una de las pocas obligaciones que aún competían
al Estado.
De esta manera vemos cómo la destrucción del Estado del
Bienestar no redujo de manera importante el gasto público, pero sí cambió las prioridades del mismo e
impidió la distribución de la riqueza para ayudar a los más pobres.
Se trata de la misma política que desde el inicio de la Estafa llamada “Crisis”
nuestros gobernantes europeos se empeñan tozudamente en aplicar, se trata de
una “creencia” que aunque
empíricamente ha demostrado, y lo sigue haciendo, su falsedad, ellos siguen
empecinados en aplicarla.
¿Qué nos dicen estos políticos sobre las causas de lo que
está ocurriendo en Europa?
Paul Krugman,(El Pais 4 marzo 2012) nos dice que según la
versión americana Europa está en apuros porque se ha esforzado demasiado en
ayudar a los pobres y a los desamparados y según la versión alemana todo es
cuestión de irresponsabilidad fiscal. No importa que los datos empíricos
contradigan ostentosamente estas afirmaciones-creencias, todas las medidas para
“solucionar” los problemas de Europa pasan por corregir estas situaciones que
son falsas, por lo que las expectativas son de fracaso por parte de nuestros
gobernantes y pobreza y sufrimiento de la ciudadania.
Aunque
sabemos de las dificultades que en nuestro cerebro existen para desterrar
falsas creencias, quizás aquí nos encontremos con una dificultad añadida, ya
que como es fácil observar, la política neoliberal favorece al sector de la
población mas poderoso, en detrimento del más débil, por ello nuestros
políticos neoliberales deben “sentirse” muy satisfechos al verse adulados por
los poderosos, pues desean o ya forman parte de ese circulo mediante el “Sistema de las Puertas Giratorias”, de
manera que los altos directivos de las organizaciones económicas financieras y
de los cargos de instituciones
gubernamentales son los mismos, alternando de unos puestos a otros, hoy
prácticamente todas las instituciones económicas relevantes a nivel mundial,
están ocupadas por exdirectivos procedentes de Goldman Sach (GS), Mario Draghi,
Lukás Papadimos, Mario Monti y así podríamos
seguir con una larga lista, y por otra parte las consecuencias de sus
decisiones sobre el resto de los ciudadanos y especialmente de los “desarrapados
y muertos de hambre” les traen sin cuidado.
¿Por qué mantengo que es una estafa?
Como toda persona medianamente informada sabe, la “Crisis”
económica que nos asola no es consecuencia de la elevada deuda pública de los
estados, sino de la deuda privada, es decir, de los bancos, empresarios y en
menor medida ciudadanos.
Los gobiernos han aumentado su deuda pública al utilizar el
dinero de los ciudadanos para ayudar a los banqueros, y al mismo tiempo en la Unión Europea se han
autoimpuesto una serie de normas que les impide utilizar el dinero público de
los estados, que se recauda a través del Banco Central, para poder salir al
frente de sus gastos corrientes, de manera que el Banco Central, recauda dinero
de los estados y se lo presta a los bancos para que estos se lo presten a los
estados, y en ese circuito de prestar los bancos sacan una buena tajada a
través de los tipos de interés que suelen ser entre 3 a 5 veces superior al que
ellos pagan. Ahí está la estafa
Es una trampa diabólica, de la que la única manera de salir
es cambiar las normas que la están haciendo posible, pero para ello
necesitaríamos políticos comprometidos con los ciudadanos y no con los
poderosos banqueros, y aunque afortunadamente existen (Como el nuevo partido Equo),
desgraciadamente, por ahora, están apartados de las tomas de decisiones e
incluso de la visibilidad en los medios.
Antonio Pintor Álvarez
Córdoba 16 de febrero de 2012
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