Hace tiempo se contaba un chiste entre los estudiantes
acerca de un profesor de biología que tenía por costumbre hacer siempre la
misma pregunta en el examen de fin de curso: “Hábleme usted de los gusanos”,
decía el referido profesor y los alumnos que ya sabían lo que les iba a
preguntar se explayaban en su respuesta.
Ocurrió que un año al iniciar los exámenes el profesor
preguntó:”Hábleme usted de los elefantes” a lo que el alumno de turno tras unos
segundos de perplejidad respondió; “Los elefantes son unos animales que tienen
una trompa llamada probóscide con forma de gusano y los gusanos…”
Viene lo anterior a cuento de las declaraciones del obispo
de Córdoba y quienes le acompañan en la maniobra de apropiación, por parte del
obispado, de la Mezquita-Catedral y en el empeño de borrar todo lo relacionado
con el aspecto islámico del monumento.
Declaraciones que debería provocar sonrojo y vergüenza ajena
ante la burda manipulación y deformación del debate planteado si no fuese por
la influencia que dicho personaje ejerce sobre quienes están dispuestos a
escucharle, pues por mucho que se le insista por una parte importante de la
sociedad, tanto local como internacional, que nos explique “los elefantes”, es
decir, ¿por qué abusando de unas leyes anticonstitucionales el obispado a
inscrito a su nombre el referido monumento, que entendemos pertenece a TODOS los
ciudadan@s de Córdoba? y ¿por qué ha borrado todo lo referente a lo que de
Mezquita tiene el mismo?, el Sr. obispo se empeña en “hablar de los gusanos” y
nos cuenta que “la comunidad cristiana cordobesa tiene derecho a tener su
templo” , que “atacar la Catedral es atacar al corazón de la Iglesia”, etc. en
definitiva afirmaciones que nada tienen que ver con la cuestión planteada y que
nadie cuestiona.
Nos habla de los
gusanos cuando le preguntamos por los elefantes.
En cuanto al Sr. Gallardón, que tiene el mérito de haber
conseguido como ministro de justicia que ésta esté a la cabeza en el ranking
del descrédito y desapego por parte de la ciudadanía, y sus declaraciones al
respecto “rechazando la expropiación por crear inseguridad y ser económicamente
inviable”, decir que es otro que no se quiere enterar, ¡o sí!, pues nadie
pretende expropiar la Mezquita-Catedral a la Iglesia, que de lo que se trata es
de que ella no nos la “expropie” por 30 euros al pueblo de Córdoba.
Otro participante en el espectáculo mediático es el
arquitecto conservador que aboga por el uso del templo ya que ello garantiza su
conservación porque cuando no se usa un edificio comienza su “mineralización”.
Totalmente de acuerdo, no solo los edificios se deterioran por falta de uso, a
veces incluso la inteligencia, por eso consideramos que el uso de la
Mezquita-Catedral debería ampliarse a más actividades culturales.
Así que por mucho que les preguntemos por los elefantes
ellos nos siguen hablando de los gusanos.